La alimentación de los más pobres cotiza en bolsa

Biocombustibles, clima y especulación con las materias primas son las claves de la carestía de los alimentos y del hambre en el mundo. No se puede decir que falte comida, nunca ha habido más y nunca se ha tirado tanta cantidad a la basura en los países ricos. Pero los precios de los alimentos básicos están por las nubes y en lugares como el Cuerno de África, República Democrática del Congo, Burundi, Chad, Haití, Bolivia, Guatemala o República Dominicana la situación es alarmante o extremadamente alarmante.

tierras vendidas en Uganda
Tierras vendidas en Uganda/Foto:Simon Rowles

El Informe Índice Global del Hambre (IGH) 2011 que elabora el Instituto Internacional de Investigación en Política Alimentaria (IFRPI) concluye que la creciente demanda de biocombustibles, los fenómenos climáticos y la cada vez mayor actividad financiera sobre futuros de materias primas son las principales causas del alto precio de los alimentos y por lo tanto del hambre en el mundo. El volumen de cereales contratado en las bolsas triplica la producción mundial.

Junto a esos tres factores principales también contribuye la histórica escasez de reserva de grano, la concentración en unos pocos países de los principales mercados de exportación y el secretismo de los gobiernos sobre la producción de alimentos, nivel de reservas y predicción de precios. Las reservas mundiales de maíz y trigo están en niveles históricamente bajos. Las reservas son fundamentales para equilibrar los precios.

Según Máximo Torero del IFRPI, «durante décadas, los precios de los alimentos han tenido una caída lenta, pero en la crisis de 2007-2008, y en la de 2010-2011, no solo crecieron sustancialmente, sino que han mostrado momentos de fuertes repuntes». Torero añade que la causa principal está en el incremento de producción de biocombustibles «muchos gobiernos han establecido mandatos que fijan la cantidad de biocombustible que deben producir, sin importarles los precios de los alimentos o del petróleo».

Es el caso de la UE, decidida a utilizar biocombustible a pesar de un informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA) que advierte de que no son tan ecológicos como un error de cálculo hizo pensar . Además, están cambiando el panorama agrícola en gran parte del mundo y utilizando para los motores lo que debería servir para alimentar a la humanidad.

El IFRPI estudia el Índice Global del Hambre en 122 países en desarrollo a partir de tres indicadores, la proporción de población desnutrida, el número de niños de hasta cinco años que están por debajo del peso medio y la mortalidad infantil.

Por su parte, las tres organizaciones de Naciones Unidas relacionadas con la alimentación con sede en Roma, la Organización para la Alimentación (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), denuncian los mismos factores como causantes del hambre y la pobreza en su Informe El Estado de la Inseguridad Alimentaria en el Mundo SOFI 2011.

«Se están dificultando nuestros esfuerzos con miras a alcanzar los Objetivos de desarrollo del Milenio de reducir a la mitad el porcentaje de personas que sufren hambre en el mundo para 2015» subrayan y añaden que aún alcanzado ese objetivo, habría unos 600 millones de personas desnutridas en los países en desarrollo. «El hecho de tener 600 millones de seres humanos que pasen hambre todos los días es inaceptable» reconocen Jacques Diouf (FAO), Kanayo F. Nwanze (FIDA) y Josette Sheeran PMA) en su declaración conjunta, y solicitan que se reduzca «el despilfarro de alimentos en los países desarrollados» por medio de políticas adecuadas y educación.

Por otra parte políticos de 18 países de América Latina y ocho de Europa reunidos en el Foro de Biarritz, han acordado trasladar a la próxima reunión del G-20 la exigencia de que cese en los mercados de futuro la especulación financiera sobre los alimentos. El español Manuel Marín, incidió en que «no se puede especular con un kilo de arroz».

No solo se especula con los alimentos, también con la tierra. La ONG Oxfam en su informe Tierra y Poder denuncia que desde 2001 han sido puestas en venta, arrendadas o han recibido licencias para su explotación, hasta 227 millones de hectáreas en el mundo, una superficie equivalente a la de toda Europa Occidental. La mitad de estos acuerdos con inversores extranjeros han tenido lugar en África. La compra masiva de tierras, con la consiguiente expulsión de los campesinos que viven en ellas, se hace para producir alimentos para otros continentes, para biocombustible o para especular. Este acaparamiento de tierras está produciendo terribles efectos en comunidades vulnerables de Uganda, Sudán del Sur, Indonesia, Honduras o Guatemala. La ONG GRAIN indica que China, Corea del Sur, Japón, Arabia Saudí o Kuwait, rastrean el planeta buscando tierras en las que sembrar alimento para sus ciudadanos.