Una solución europea para Serbia y Kosovo

Por Miguel Rodríguez Andreu, becario de estudios de la AECID en la Universidad de Belgrado

En unas semanas, los 27 decidirán si piden a la Comisión que conceda a Serbia el estatus de país candidato a entrar en la UE. Pretenden así acelerar un proceso que se preveía más lento, como gesto de compensación a la flexibilización de la postura de Belgrado sobre el enquistado problema de su provincia secesionista, Kosovo.

El gobierno serbio, deseoso de avanzar en el camino de la integración, ha abierto el camino del diálogo en un delicado enroque diplomático que pasa por buscar una solución con el paraguas de la Unión Europea sin rendirse al reconocimiento de la independencia kosovar.

Frontera serbio-kosovar / Foto:sofiaecho

Por Miguel Rodríguez Andreu, becario de estudios de la AECID en la Universidad de Belgrado

Serbia acudió a la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) para defender sus intereses soberanos en Kosovo tras la sentencia de la Corte Internacional de Justicia, que dictaminaba que la declaración unilateral de independencia kosovar no era ilegal. Tras la petición de la Unión Europea (UE) y prolongadas negociaciones, el gobierno serbio sacó de su propuesta de resolución la «inadmisibilidad» de la independencia de Kosovo. «Creo que se evitó el peor de los casos, y eso es todo, y si hay algún éxito, es que no ha habido una confrontación abierta con la UE, y con los países más poderosos de la UE», dijo Ivan Vujacic, antiguo embajador de Serbia en Washington después de la Resolución de la ONU sobre Kosovo.

El argumento serbio

Desde que la Corte Internacional de Justicia dictaminara que la independencia de Kosovo no viola las normas de derecho internacional la diplomacia serbia se ha visto obligada a realizar acrobacias para no dar su brazo a torcer. A la iniciativa de impulsar una ofensiva diplomática para evitar nuevos reconocimientos internacionales de Kosovo (de 192 estados miembros de la ONU, 71 países han reconocido la independencia de Kosovo), mediando el envío de emisarios serbios por toda la geografía internacional, se ha sumado llevar el asunto en cuestión a la ONU. El argumento serbio para que la sentencia de la CIJ no debilite ni un ápice su posición al respecto, aunque ya lo hizo, se basa en que la sentencia no resuelve la pregunta. Según la posición serbia la sentencia se ha pronunciado sobre la declaración de independencia y no sobre lo que es una secesión unilateral, con lo que se apela a la alarma internacional que generan futuras y potenciales secesiones.

A favor de la diplomacia serbia hay dos argumentos a seguir: la sentencia de la CIJ no varía la situación jurídica de Kosovo (porque no es vinculante, aunque fuera la propia administración serbia la que redactara la pregunta y recurriera al dictamen de la CIJ), y que los esfuerzos diplomáticos que hace el gobierno serbio son para una solución consensuada, involucrando a los países que todavía no han reconocido la independencia kosovar en el marco de la Unión Europea y de la ONU.

La resolución de la Naciones Unidas

Toda la UE excepto España, Chipre, Rumania, Eslovaquia y Grecia han reconocido la independencia de Kosovo. La búsqueda de una resolución conjunta en la Asamblea General de Naciones Unidas prometía un riesgo no deseado: que la diferencia de criterio respecto a la independencia kosovar abriera una herida en Bruselas que se pusiera en evidencia en la ONU. A tenor de lo dispuesto la sensación es doble: ni la UE va a entrar en disputas en su seno a causa de la diferencia de criterios respecto a Kosovo, ni Serbia va a sacrificar su camino hacia integración europea, en el estado actual de la cuestión, generando un problema a la UE que, en lo tocante, es un problema regional y que (sólo) atañe a dos potenciales candidatos a la UE (Serbia y Kosovo).

La resolución que ha sido aprobada por aclamación sin votación en la Asamblea de la ONU, es una enmienda a la presentada tras la resolución de la CIJ. Belgrado retira su reprobación sobre la independencia kosovar, reconoce el fallo de la CIJ y saluda la disposición de la UE a apoyar las negociaciones. Una salida digna para todos los involucrados, especialmente para Serbia que, pese a bajar el talante reivindicativo sobre la soberanía serbia en Kosovo, continúa su causa con cada vez menos crédito político aunque ahora más auspiciada que antes por Bruselas. «La integridad territorial de Serbia no se pone en cuestión [...] La resolución que fue aprobada de ninguna manera confirma la independencia de Kosovo, o pone en tela de juicio la integridad territorial de Serbia. La mayoría de los intervinientes en el debate de hoy, incluyendo algunos de los estados más influyentes - Rusia, China, India, Brasil, Argentina, Indonesia están claramente a favor de Serbia», dijo el Ministro de Asuntos Exteriores, Vuk Jeremić. Así mismo el jefe de la diplomacia serbia recordó que dos tercios de los estados miembros de la ONU no han reconocido la independencia de Kosovo y que una solución aceptable para todas las partes sólo puede lograrse mediante el diálogo.

Negociaciones sobre Kosovo

Catherine Ashton, la Alta representante de la UE, ha afirmado que «ahora se puede iniciar un diálogo entre Prístina y Belgrado, con un espíritu positivo». El Presidente serbio, Boris Tadić, expresó su convicción de que a través de las negociaciones se pueda lograr una solución estable y duradera para Kosovo i Metohija, respetando no sólo los intereses legítimos de los albaneses, sino también los intereses legítimos de los serbios en Kosovo y en el Estado serbio.

No obstante desde Prístina la perspectiva es otra. El presidente de Kosovo, Fatmir Sejdiu, declaró que nunca se había evitado hablar sobre aquellos temas de interés para los ciudadanos respectivos de dos estados soberanos, en una clara de declaración albanesa de intereses: no habrá negociación sobre el estatus kosovar. «Entre los temas que pueden ser discutidos están la libertad de circulación, la lucha contra la delincuencia organizada, así como las cuestiones relativas a los retornados, localizar a los desaparecidos, la cooperación económica y regional y otros temas relacionados con la cooperación entre los dos países», dijo Sejdiu, quien ve esta resolución como un paso más hacia el reconocimiento internacional de Kosovo.

Estas últimas semanas se ha especulado con los contenidos de las posibles negociaciones en medios serbios y extranjeros. Aunque al día de hoy no existen propuestas específicas y no existe ningún acuerdo conocido entre las clases políticas serbias y albanesas en torno al estatus del territorio kosovar, tanto la partición territorial como un modelo de estatuto autonómico para el norte de Kosovo han sido soluciones planteadas que han ocupado noticias y artículos de opinión.

Futura candidatura a la UE

Tanto los países de la unión como la propia UE se han congratulado del resultado final de la resolución que pese a los desgates de la negociación parece acercar Serbia a Bruselas. El comisario europeo para la ampliación, Stefan Füle ha declarado «que ya es tiempo de considerar seriamente la candidatura de Serbia para la Unión Europea», después de reunirse con las autoridades serbias. Tadić ha comentado que el comisario europeo de ampliación espera que empiecen las negociaciones al final del próximo año o a comienzos del 2012. Stefan Füle ha repetido en repetidas ocasiones que la posición conjunta de la UE y Serbia y la Asamblea General de la ONU en el texto de resolución presentado sobre Kosovo es un gran progreso para la colaboración entre Belgrado y Bruselas.

Si se pueden hacer tres lecturas de esta resolución, aunque no se derive ningún compromiso sustancial, es que Serbia mantendrá su pulso por la soberanía kosovar pero principalmente al amparo de la UE, recurriendo a Bruselas para impulsar futuras negociaciones con las instituciones kosovares, sin que se quieran sacrificar la integración europea en el estado actual de la cuestión; la diplomacia serbia parece reconocer que la UE es su espacio político natural, en el que se van a desarrollar potenciales negociaciones, siendo menos proclive a alternativas diplomáticas exóticas a través de otros países de la ONU; y, finalmente, se presume que las negociaciones que se puedan abrir en el futuro rebajarán posiciones maximalistas e irreconciliables que perjudicaban el mejor acuerdo posible para Serbia y Kosovo.