Lowana Veal
Dos barcos balleneros de Islandia

Los cazadores de ballenas rorcuales comunes de Islandia se han encontrado el último año con un creciente rechazo a su actividad. Pero pese a ello, los balleneros zarparon otra vez a mediados de junio para su primera cacería del verano. El 14 de este mes ya habían capturado 80 ejemplares. Lo que sucede con estas ballenas (Balaenoptera physalus) una vez que llegan a Islandia es en parte un misterio.

descuartizando una ballena

«¿Sabes quién pesca tus mariscos?». Carteles con esta inscripción han comenzado a aparecer en autobuses, trenes y otros medios de transporte en la ciudad de Boston. Son parte de una campaña organizada por una coalición de organizaciones ambientalistas de ese país llamada Whales Need Us (Las ballenas nos necesitan), destinada a llamar la atención sobre los vínculos entre los balleneros islandeses y los productos del mar que se venden en Estados Unidos.

Concentración de mujeres

El colapso económico que vivió Islandia en 2008 se distingue de los de otros países porque afectó más a la salud física y mental de las mujeres que a la de los hombres, según demuestran nuevos estudios. Las desempleadas, las estudiantes y las que no participan en el mercado de trabajo padecieron niveles particularmente elevados de estrés en el año posterior a la crisis, junto a las mujeres próximas a la edad de jubilación

Lagarfljot, un glaciar en Islandia

Desde que la presa de Karahnjukar comenzó a funcionar en 2006, la situación del lago Lagarfljot ha empeorado alarmantemente, según informaciones recabadas por la empresa energética Landsvirkjun. Los científicos creen que algunos cambios son irreversibles.

Casitas bajas junto al mar

El chino Xing Haiou tuvo que dormir en una camilla de masajes, en una habitación sin ventanas, tras trabajar 12 horas al día en los primeros 18 meses de su radicación en la capital de Islandia. A Haiou lo llevó a Islandia una parienta lejana, Lina Jia, para quien estuvo trabajando sin percibir salario alguno entre junio de 2002 y diciembre de 2003. Ella enviaba una suma mensual pequeña a sus padres por «tomar prestado» a su hijo para emplearlo en su sala de masajes.