Cuba abre sus puertas y el mundo se las cierra

La cubana María Lourdes tiene dos pasaportes, uno de la isla y otro de España, pero hasta ahora viajar era solo un sueño. «Con las nuevas regulaciones será más fácil, pues como ciudadana española no necesito más visado para salir, aunque para entrar a Estados Unidos igual tendré que ir desde otro país».Desde este lunes el gobierno de la isla ha reducido los trámites para salir del país y el precio de los permisos. Ante la nueva ley, los cubanos se mueven entre la expectación y la incertidumbre.

Cola de cubanos pidiendo pasaporte
Cola de cubanos pidiendo pasaporte / Foto: Jorge Luis Baños (IPS)

Con casi 50 años, esta mujer, para poder viajar, más allá de la apertura de la política migratoria que ha entrado en vigor este lunes en Cuba, debe esperar que le financie su pasaje alguno de los familiares que tiene en Estados Unidos o en España, la tierra de su abuelo y gracias a quien pudo obtener esa ciudadanía europea. «Mi primo me ha dicho que en ambos países podría trabajar cuidando personas mayores. Yo quisiera salir para juntar algún dinero y volver», añade María Lourdes tras dejar claro que es «muy pobre».

Sin embargo, la fuerte crisis económica que impacta a España desanima a los cubanos y cubanas con intenciones de emigrar, incluso personas más cualificadas que María Lourdes. Es el caso de Teresa, una economista que renunció en 2012 a su empresa, donde ocupaba un cargo directivo y también obtuvo la ciudadanía española para ella y su hijo. Ahora ya no está tan segura de haber hecho lo correcto para mejorar su situación económica. «Noto que mi familia ya no está tan interesada en recibirme, me aconsejan que espere un poco, al menos hasta ver cómo siguen las cosas por allá», admite.

Las historias recogidas por se repiten, con cambios de matices quizá. Para otros, la nueva política migratoria en esta isla caribeña llega tarde, pues optaron hace tiempo por la residencia definitiva en el exterior. Las nuevas medidas «representan una rectificación inevitable y una mejora en las relaciones del país con sus emigrantes. Aunque el camino de la normalización de los vínculos con el exilio-emigración será aún largo», comenta el periodista cubano Boris Caro, residente en Canadá desde hace más de un año.

La reforma migratoria, la más esperada por la población cubana de 11,2 millones, incluye la eliminación de la exigencia de un permiso de salida del país y deja sin efecto la carta de invitación del exterior que se requería para obtenerlo. Ambos documentos hacían más engorroso y encarecían en unos 300 dólares cualquier viaje por razones personales. A partir de este lunes basta con el pasaporte, que será expedido por las oficinas que entregan el carnet de identidad y por supuesto, el visado requerida por el país de destino. El pasaporte cuesta desde ahora en Cuba 100 cuc, equivalentes a algo más de 100 dólares.

Si bien existen algunos países que una persona de nacionalidad cubana puede visitar sin visado, aquellas de mayor interés, como Estados Unidos o España, por citar solo dos, mantienen ese requisito, que dificulta el ingreso. Un listado puesto a circular por un lector del periódico Juventud Rebelde incluye puntos tan remotos como Vanuatu, Palau o Tuvalu para estancias de menos de 30 días sin necesidad de contar con visado de ingreso. El único país latinoamericano que no exige ese documento es Ecuador, para viajes que no pasen de 90 días, mientras que algunos vecinos del Caribe insular tampoco lo requieren, para estancias de entre 28 a 90 días.

En Argentina, por ejemplo, se exige a todo extranjero, salvo los procedentes de países limítrofes, una constancia de la reserva hotelera coincidente con los días de duración del billete de viaje, el itinerario y medios económicos suficientes para solventar su estancia. Pero si piensa alojarse en casa de un nacional que lo invitó, este debe hacer una carta ante notario.

En un comunicado distribuido el viernes en La Habana a medios de comunicación extranjeros acreditados, la portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Victoria Nuland, alertó que la política migratoria de su país no se modificará y que los «ciudadanos cubanos aún necesitan visado o permiso de entrada válidos para ingresar» a ese país. «Seguimos pidiendo a las personas que no emprendan viajes peligrosos por el mar, poniendo en riesgo sus vidas, y además destacamos el hecho de que la mayoría de los países del mundo exigen que los cubanos obtengan visados para entrar», recalcó Nuland. Estados Unidos es el principal receptor de la emigración cubana.

El Decreto-Ley 302, que modifica la Ley de Migración de 1976 de Cuba, establece regulaciones especiales para, graduados universitarios y directivos, entre otros, que desempeñen actividades vitales para el desarrollo social, económico y científico técnico del país. El cuerpo legal aclara que se trata de normas encaminadas a preservar la fuerza de trabajo cualificada.

Así, las autorizaciones de viaje para asuntos privados requieren análisis de cada situación, en particular para casos como los atletas de alto rendimiento, técnicos y entrenadores «vitales para el movimiento deportivo cubano», y técnicos de nivel medio especializado necesarios para mantener los servicios de salud y la actividad científico-técnica.

Sin embargo, disposiciones adicionales dejaron sin efecto una resolución ministerial de 2004 que obstaculizaba la salida por motivos personales del personal de la salud, según confirma una fuente oficial. Eso significa que el personal del sector tendrá el mismo trato que el resto de sus connacionales y podrá disfrutar libremente del derecho de viajar por motivos personales.

Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, el personal cubano de salud era en 2011 de unas 265.000 personas, de las que 78.000 son médicos. Cuba mantiene actualmente a más de 38.000 colaboradores sanitarios en 66 naciones, principalmente en América Latina, África y Asia.

Estados Unidos puso en vigor en agosto de 2006 una autorización especial de ingreso (Cuban Medical Professional Parole) para acoger a médicos cubanos que cumplen misiones en terceros países y solicitan residencia en su país, pero el gobierno de La Habana denuncia que se trata de maniobras para promover la fuga de profesionales,

* Colaboración de Marcela Valente, desde Argentina