EEUU elabora el primer plan de adaptación al cambio climático

Por primera vez, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) ha hecho público el borrador de un plan sobre cómo adoptará sus programas al cambio climático. El proyecto podría preparar el camino para la adopción de reglamentaciones internacionales sobre las emisiones de gases de efecto invernadero.

fábricas emitiendo humo
Si EE UU toma medidas contra el cambio climático el mundo está de enhorabuena/ Foto: CC

La EPA tiene la misión de supervisar la salud de la población y de los sistemas naturales de Estados Unidos, así como de fijar e implementar estándares relacionados con la calidad del aire y del agua, entre otros.

Por tanto, la agencia es una herramienta fundamental para que Washington pueda adoptar regulaciones relacionadas con el cambio climático eludiendo al Congreso legislativo, que sigue fraccionado y debatiendo la responsabilidad humana en el calentamiento del planeta.

«Estamos felices de que el gobierno despierte finalmente ante la cruda realidad del cambio climático y vea sus impactos», nos dice la experta en temas medioambientales Elizabeth Perera, de la organización no gubernamental Sierra Club. «Cuanto más clara y específicamente se hable sobre esos impactos, más presión creemos que habrá sobre el gobierno para que haga algo. Hay que recordar que, cuando nos referimos al cambio climático, estamos hablando de grandes costes en todas las partes del gobierno y de la economía».

El borrador fue elaborado en respuesta a una orden ejecutiva del presidente Barack Obama de 2009, por la cual se requería a todas las agencias del gobierno a que presentaran planes de adaptación ante una nueva oficina creada en la Casa Blanca: el Consejo sobre Calidad Ambiental. Todos los planes presentados podrán ser analizados y comentados por el público estadounidense, y se espera que el de la EPA sea sometido un severo escrutinio. Se prevé que la EPA incluya planes de adaptación en sus operaciones a partir de 2015.

Justicia ambiental

El borrador, de 55 páginas, no es tanto un plan detallado, sino más bien un marco de acción. No obstante, señala la responsabilidad clave de la EPA en la elaboración de regulaciones sobre el clima. Este avance hace que muchos analistas esperen que el segundo periodo de gobierno de Obama sea más agresivo en materia climática.

En su segundo discurso inaugural, a fines de enero, el jefe de Estado sorprendió a muchos dedicando más tiempo al cambio climático que a cualquier otro tema político, a pesar de que el fenómeno recibió menos atención durante su primer mandato. «Vivimos en un mundo en el que el clima está cambiando», reconoce el borrador en su primera línea (en consonancia con una declaración de políticas del gobierno de 2011). «Los cambios en el clima han ocurrido desde la formación del planeta. Pero los humanos ahora estamos influenciando el clima de la Tierra y causando el cambio de maneras sin precedentes», añade.

El plan de la EPA se enfoca fundamentalmente, por supuesto, en Estados Unidos. Señala que, en el último medio siglo, las temperaturas medias en este país aumentaron más de dos grados Fahrenheit, las precipitaciones crecieron cerca de un cinco por ciento y los niveles del mar se elevaron 20 centímetros.

No obstante, también hace mención a las consecuencias del fenómeno a nivel global. «Se espera que todos los países alrededor del mundo sientan los efectos del cambio climático, aunque los impactos específicos variarán», indica el borrador. «Sin embargo, se prevé que los impactos afecten en forma desproporcionada a los países en desarrollo y a los que ya están en riesgo», reconoce.

De hecho, incluso las comunidades pobres y marginadas de Estados Unidos corren peligro, alerta la agencia, y admite que «los impactos del cambio climático suscitan temas de justicia ambiental», pues estos tienen su mayor repercusión entre las «minorías y las poblaciones de bajos ingresos e indígenas».

Autoridad ejecutiva

Cumpliendo con la orden federal, el borrador se concentra en la adaptación al cambio climático, y no en medidas de combate o mitigación. No obstante, el documento deja claro que las nuevas realidades climáticas, tanto aquellas que están confirmadas como las que aún no son claras, serán contempladas en casi todos los procesos dentro de la EPA, incluyendo la elaboración de nuevas regulaciones.

La agencia seguramente jugará un papel central en los planes de Obama para combatir el cambio climático de forma más agresiva en su segundo periodo. El único esfuerzo legislativo de Obama al respecto, un proyecto sobre «comercio de emisiones», no fue aprobado por el Congreso en 2009. No obstante, muchos ambientalistas destacan que se han logrado avances sin la participación de los congresistas, particularmente en lo que refiere a los nuevos requisitos sobre eficiencia en combustibles adoptados por la EPA el año pasado.

Debido a que ha cambiado poco la dinámica en el Congreso después de las elecciones nacionales de noviembre (el gobernante Partido Demócrata mantiene el control sobre el Senado, en tanto que el Republicano domina en la Cámara de Representantes), muchos activistas piden al presidente a que apele a su autoridad ejecutiva para adoptar reglas que tengan impacto a largo plazo.

Funcionarios cercanos a Obama también han apoyado esas opciones. Uno de ellos señaló la semana pasada que la administración «continuará buscando herramientas y acciones administrativas que no requieran al Congreso». «Esto es algo que está dentro del ámbito del gobierno. Hay muchos aspectos que se pueden encarar para los que no se necesita legislación», dice Perera, de Sierra Club. «Esa debe ser la razón por la cual avanzan tan rápido en este momento».

En una carta abierta enviada el mes pasado a Obama, cerca de 70 grupos ambientalistas lo exhortaban a que «use su autoridad ejecutiva». «Usted tiene la autoridad bajo la actual ley de lograr las reducciones tan necesarias en la contaminación de carbono, que está perturbando nuestro clima y dañando nuestra salud», añade la misiva.

En particular, los signatarios instaron al presidente a establecer nuevos estándares de carbono en las plantas de energía estadounidenses, reduciendo sus emisiones de gases invernadero al menos una cuarta parte para 2020. Esa responsabilidad caerá dentro de la EPA, que podría hacer un anuncio al respecto en abril.

Contra esa perspectiva, líderes republicanos y algunos empresarios ya han comenzado a poner obstáculos. El congresista Ed Whitfield señaló la semana pasada que la EPA era «excesivamente celosa», y alertó de que la agencia tendría que afrontar una «verdadera batalla».