Trastornos mentales europeos

Más de 164 millones de europeos sufren algún tipo de trastorno mental y ni su diagnosis ni su tratamiento suelen ser adecuados. Es una patología en ascenso, sin que se hayan determinado las causas, que requiere más financiación para investigación y para aplicar las terapias adecuadas. Ansiedad, insomnio o depresión son el gran desafío de la sanidad en el siglo XXI. Lo dice el Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología.

Aumenta el número de trastornos mentales en la UE
Aumenta el número de trastornos mentales en la UE

Más de 164 millones de europeos sufren algún tipo de trastorno mental y ni su diagnosis ni su tratamiento suelen ser adecuados. Es una patología en ascenso, sin que se hayan determinado las causas, que requiere más financiación para investigación y para aplicar las terapias adecuadas. Ansiedad, insomnio o depresión son el gran desafío de la sanidad en el siglo XXI. Lo dice el Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología.

Son las conclusiones de un estudio realizado durante tres años en 30 países, los 27 de la UE más Suiza, Islandia y Noruega, que demuestra que el 38,2 de la población de la UE tiene cada año algún desorden mental. Hay casos en todas las edades y no hay diferencias por el nivel cultural ni por el país de residencia.

La cuestión es que el número de pacientes se incrementa, pero no el de tratamientos, que solo llega a un tercio de los afectados. Y los que lo reciben suele ser con un retraso de años y con terapias no adecuadas.

Ansiedad (14%), insomnio (7%) y depresión (6%) son las enfermedades más comunes, pero el estudio desvela que otras, como los derrames o traumatismos cerebrales, el Parkinson o la esclerosis, ni siquiera se cuentan entre este tipo de trastornos, que alcanzarían el 26,6% del total de enfermedades diagnosticadas en la UE.

El informe del Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología viene a denunciar la fragmentación que existe en la investigación y la práctica en este tipo de trastornos, con diferentes conceptos y sistemas de diagnosis; la marginación y estigmatización de estas enfermedades y la falta de atención pública a los pacientes.

El investigador principal del estudio, Hans-Ulrich Wittchen, alerta de la importancia de «cerrar el inmenso agujero que hay en los tratamientos documentados», para poder atajar estos trastornos desde las primeras etapas de la vida, y la falta de financiación para investigar. «Los bajos niveles de concienciación y conocimientos sobre los desórdenes del cerebro, su prevalencia y sus consecuencias son el mayor obstáculo para progresar».