Europa vive una crisis de adolescencia en el terreno monetario

Entrevista con Enrique Barón, ex presidente del Parlamento europeo

Fuera de la vida parlamentaria ve la Unión Europea con más perspectiva y con el mismo entusiasmo del europeísta convencido. Cree que el Tratado de Lisboa es complicado pero abre nuevos y buenos caminos en la construcción europea, hasta el punto de que piensa que es un buen motivo para celebrar este 9 de mayo, Día de Europa.

Cree que las sombras de Grecia y sus consecuencias son el resultado del gran éxito del euro y de no haber sabido apuntalarlo a tiempo. Por eso dice que Europa está viviendo una crisis de adolescencia en el terreno monetario.

Enrique Barón / Foto:euroXpress

Enrique Barón, jurista, economista y político, es uno de los grandes conocedores de la construcción europea. Después de ser ministro de Transportes en el primer gobierno de Felipe González, fue elegido eurodiputado en 1986 y presidente de la Eurocámara desde 1989 hasta 1992. Dejó la vida parlamentaria el año pasado, pero no su vinculación a Europa, sobre la que acaba de escribir para interpretar de forma didáctica el Tratado de Lisboa.

euroXpress- La Unión europea está atravesando por su enésima crisis, cuando no es política es económica. Este 9 de mayo, Día de Europa, ¿hay motivos para celebrar?

Enrique Barón- Sí, porque el Tratado de Lisboa ha entrado en vigor y tenemos más fuerza y más capacidad. Lo que sí es cierto es que estamos viviendo una crisis de adolescencia hacia la madurez en el terreno monetario y económico. Yo espero que sepamos responder.

eXp- ¿No le parece que la crisis griega ha demostrado la incapacidad de la UE ante los mercados financieros, incluso ante las agencias de calificación?

E.B.- Hay muchas tareas pendientes. Es como si estuviéramos construyendo una catedral y los planos no están trazados. Somos arquitectos y albañiles al mismo tiempo. Lo que sí es cierto es que nos hemos confiado. El euro ha tenido un éxito tal que no hemos hecho el trabajo suficiente de fortalecimiento y apuntalamiento y hay que hacerlo ahora. Las potencias financieras no son las agencias de calificación. El problema es que la globalización financiera ha avanzado muy rápidamente sin reglas y lo que no puede ser es que la UE, pero también Estados Unidos o China, estén al albur de lo que decidan los especuladores.

eXp- Pero a la hora de hacer ese trabajo de fortalecimiento se están viendo las fisuras. La crisis ha demostrado que, ante situaciones comprometidas, pesa más el bolsillo de los socios que la Unión en su conjunto.

E.B.- El bolsillo o los calendarios electorales. Pero también la situación interna de cada país y el desfase que existe en las sociedades. Ahora es Alemania la que está en el banquillo por su falta de solidaridad, pero Alemania recibió esa solidaridad hace 6 o 7 años en momentos de crisis. Tiene que haber más comprensión, sobre todo, porque hay un principio fundamental: ayúdate a ti mismo y te ayudaremos. Es incomprensible la actitud de unos profesores alemanes que van a presentar un recurso para que se pida la expulsión de Grecia del euro. Sería una invitación al suicidio. Hay que hacer un esfuerzo importante de cambio cultural que tiene que acompañar a las decisiones.

eXp- Usted se ha lamentado a veces del desapego de los europeos hacia sus instituciones comunes. Las dudas para ayudar a Grecia, la imposición de un durísimo plan de ajuste que pagarán los ciudadanos,.... ¿No son argumentos para que la UE se entienda como algo que gestionan los poderosos al margen de la gente?

E.B.- En la fase que se abre desde finales de los 80 con la caída del muro se pasa de un mercado interior a la moneda única, la ciudadanía europea y toda la construcción política plantea esos desafíos. Hay que hacer un trabajo sistemático de pedagogía y de atracción para conseguir desarrollar adhesión y lealtad.

eXp- ¿Hay que creerse que el Tratado de Lisboa abre perspectivas en ese sentido?

E.B.- Pues sí, pero lo hemos hecho de la menor manera. La fracasada Constitución la podía leer todo el mundo de una manera clara. Hemos conservado el contenido, pero hemos hecho un Tratado que ha perdido claridad, así que ahora hay que hacer un esfuerzo muy grande de explicación. Incluso ahora, en el mundo informático en el que estamos es difícil. Por ejemplo, para encontrar en Internet la Carta de Derechos Fundamentales hay que clicar cuatro o cinco veces. Somos especialistas en ocultar las cosas que pueden ser sugestivas.

eXp- El futuro inmediato de Europa pasa ahora por la Estrategia 2020 que usted defiende. Objetivos parecidos a los que plantea no se cumplieron en la década anterior con la Estrategia de Lisboa, ¿ahora sí?

E.B.- La Estrategia de Lisboa fue la primera que planteó unos objetivos para todos, fue ambiciosa porque el papel lo aguanta todo. Pero yo creo que la cuantificación de objetivos es buena. La UE2020 fija un 75 % de población empleada, reducir el fracaso escolar al 10% y tener un 40% de población con formación universitaria, además de actuar contra el cambio climático. Lo que se trata es de crear objetivos de convergencia. Aunque no se cumplan al cien por cien, se crea una tendencia, un horizonte para saber hacia dónde tenemos que caminar, para motivar a la gente.

eXp- Por ser el Día de Europa, ¿es usted capaz de enviar un mensaje a los ciudadanos para demostrar que la UE también es suya? Sé que se lo pongo difícil.

E.B.- No, es muy simple. Con el Tratado de Lisboa, los tres primeros artículos expresan lo que somos y lo que queremos ser: una unión entre Estados y ciudadanos, que es pionera en el mundo en democracia supranacional, basada en unos valores compartidos de derechos humanos, justicia social e igualdad de género y con unos objetivos para conseguir una economía sostenible, basada en la economía de mercado, competitiva, con cohesión, con solidaridad intergeneracional, que es muy importante, con una moneda única y con una adhesión al valor de las Naciones Unidas.

eXp- ¿Me habla usted de proyectos o realidades?

E.B.- Son principios. Algunos premios Nobel decían que el euro no iba a funcionar nunca. Lleva diez años funcionando, se ha convertido en la segunda moneda de reserva en el mundo y nos ha defendido de muchas turbulencias. Ahora tenemos que defenderlo. Vamos hacia adelante paso a paso, como ya se dijo el 9 de mayo de 1950.