Finaliza la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Madrid

Difundir el evangelio y buscar mejores valores que los que ofrece la sociedad moderna ha sido la petición que el Papa ha hecho al despedirse a los cientos de miles de jóvenes católicos que han estado celebrando la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid . Durante cuatro días Benedicto XVI ha estado en España en una estancia que se ha caracterizado por un calor asfixiante, aglomeraciones, cánticos de los jóvenes asistentes y protestas de los que no estaban de acuerdo con los gastos que la JMJ ha ocasionado en unos momentos en los que la economía española no está para muchas alegrías.

El Papa en el papamóvil rodeado de peregrinos
Foto:JMJ2011

Benedicto XVI se despidió de los cientos de miles de jóvenes que han estado celebrando la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid pidiéndoles que difundan el evangelio y busquen valores mejores que los que ofrece la sociedad moderna. El Papa ha estado durante cuatro días en España en un viaje caracterizado por un calor asfixiante, aglomeraciones, cánticos de los jóvenes asistentes y protestas de los que no estaban de acuerdo con los gastos que la JMJ ha ocasionado en unos momentos en los que la economía española no está para muchas alegrías.

Benedicto XVI, de 84 años, llegó a Madrid el pasado jueves. Durante los cuatro días de estancia en la capital de España ha mantenido encuentros con el Rey Juan Carlos I, el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y con el líder de la oposición Mariano Rajoy y ha asistido a una docena de actos religiosos.

Ha habido de todo en esta Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), hasta una tormenta de lluvia, viento y electricidad que impidió al Papa leer completa la homilía que tenía preparada en la misa al aire libre del último día de su estancia, y que ya había sido repartida a la prensa. En los párrafos que no pudieron escuchar los peregrinos había una diplomática crítica a las leyes españolas del matrimonio entre parejas del mismo sexo y el aborto.

Los peregrinos, por su parte, no se han arredrado por nada. A pesar del cansancio que han acumulado, del polvo que han tragado, de un calor que en las horas centrales del día ha llegado a 40º centígrados, de que la inmensa mayoría sólo ha vislumbrado de muy lejos la figura de Benedicto XVI y de que han soportado largas esperas a pie firme han mantenido su alegría y su vitalidad inconmovibles.

También ha habido protestas reprimidas por la policía, en ocasiones con el uso de la fuerza, por los gastos que la JMJ ha ocasionado a la sociedad española. Mientras que los organizadores del evento afirman que no ha habido cargas para los contribuyentes y cifran el presupuesto en unos 50 millones de euros, que dicen han sido sufragados por los peregrinos y empresas privadas, los críticos estiman que ha costado unos 100 millones de euros, en su mayor parte en seguridad.

Se han utilizado diversos lugares en los que se han levantado escenarios gigantescos, sobre todo en en el aeródromo de Cuatro Vientos de casi 200 metros de longitud con capacidad para 2.040 personas, en el que han trabajado cerca de un millar de operarios durante cuatro meses. Con aire acondicionado y agua micronizada preparado para las altas temperaturas que se registran en Madrid en el mes de agosto normalmente.

Más de 60 líneas de autobús han alterado su trayectoria y el centro de Madrid ha sufrido numerosos cortes de tráfico. Un buen ejemplo para el alcalde de Río de Janeiro donde se celebrará la próxima JMJ en 2013. Aunque desde que se instituyeron las jornadas se han celebrado cada tres años esta vez se adelantará uno para que no coincida con el Mundial de Fútbol. La ciudad brasileña va a tener los cuatro años más agitados de su historia: en 2013 la JMJ y la Copa Confederaciones de fútbol, en 2014 el Mundial de Fútbol y en 2016 los Juegos Olímpicos.