Haití, un año después

Un año después del terremoto de magnitud 7 en la escala de Richter que asoló Haití no se puede decir que la situación haya mejorado mucho cuando periodistas, políticos, actores, organizadores de ayuda humanitaria llegan a la zona para conmemorar el terrible aniversario.

Hay programadas varias ceremonias oficiales, se volverán a escuchar discursos, promesas y proyectos pero 800.000 personas según la ONU, siguen viviendo en campamentos temporales, las calles siguen llenas de escombros, 3.759 personas han muerto víctimas del cólera y hay más de 171.000 enfermos. La situación política sigue siendo tan inestable como antes del terremoto. La UE ha instado a las autoridades a garantizar elecciones «libres y transparentes» de cara a la segunda vuelta de las elecciones.

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Dos personas andan entre escombros
Foto:CE

Ha pasado un año desde que Haití quedara devastada por un terremoto de grado 7 de la escala de Richter y la situación no ha mejorado mucho. Algunas de las personas que fueron testigos de los primeros momentos como el español Javier Céspedes de Bomberos sin Fronteras, ha expresado su asombro por el «caos total» en el que sigue el pequeño país caribeño y la «apatía» que se observa entre la población.

La ONU se compromete a acelerar la reconstrucción a lo largo de este año y reconoce que el proceso de recuperación del país «podría haber ido más rápido» y lamenta que se tardara demasiado tiempo en poner en marcha la Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití (CIRH), debido a discrepancias entre la comunidad internacional y el gobierno haitiano sobre el alcance de su autoridad.

El país está inmerso en una crisis económica enorme, las infraestructuras siguen destruidas y los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 28 de noviembre han sido impugnados. Un informe de la Organización de Estados Americanos (OEA) propone que el candidato oficialista, Jude Célestin, se retire de la segunda vuelta prevista para este próximo domingo, aunque no parece que se vayan a poder celebrar en esa fecha.

La UE, la principal donante, ha manifestado su «preocupación» por la inestabilidad política y el impacto que está teniendo en la reconstrucción del país. «Estamos enormemente preocupados por la situación política. La inestabilidad actual impide que la ayuda humanitaria de la UE llegue a las personas necesitadas y hace que el proceso de reconstrucción sea más lento y difícil», ha dicho la Alta Representante de Política Exterior, Catherine Ashton. La UE insiste en que está cumpliendo sus compromisos pero que la falta de «capacidad de absorción» de la ayuda por parte de las autoridades locales impide que se pueda incrementar en caso de necesidad.

Los informes son demoledores, según la portavoz de la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios (OCHA), Elisabeth Byrs, actualmente 810.000 personas viven en 1,150 campos de refugiados diseminados por todo el país, unos organizados por ONG y otros espontáneos. El Programa Alimentario Mundial (PAM) da de comer a 2 millones de personas. Respecto a la epidemia de cólera que apareció el pasado mes de octubre, la OMS informa que han muerto más de 3.600 personas y hay 171.304 enfermos. Según la portavoz, Fadela Chaib, aún no se ha llegado al pico de la epidemia, algo que se espera ocurra en las próximas semanas. La infección avanza sobre todo en las zonas rurales donde enferman hasta 100 personas al día, pero la mortalidad ya no es tan alta. Respecto a las promesas económicas de los 1.500 millones de dólares ofrecidos se ha recibido el 72%.

En cuanto a los niños, la ONU informa que se han construido 1.500 escuelas temporales, que han permitido al 95% de los niños que estaban escolarizados antes del terremoto volver a la escuela. Pero hay que tener en cuenta que en Haití la enseñanza es de pago y que muy pocos niños estaban escolarizados. UNICEF, en su informe «Los niños y niñas de Haití: un año después. El largo camino del socorro a la recuperación» señala que los cuatro millones de niños de Haití siguen siendo «víctimas de la falta de equidad en el acceso a los servicios básicos de agua, saneamiento, atención de la salud y educación, y carecen de protección contra la enfermedad, la explotación y los servicios de higiene» y que de las más de un millón de personas que viven hacinadas en los campamentos, unos 380.000 son menores.

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