La vida bajo nuestros pies

Una cucharadita de tierra puede contener más de 600 millones de bacterias y si la tierra procede de una zona cercana a las raíces de una planta sana, la cantidad puede llegar a mil millones de bacterias de diferentes especies.

Esta enorme cantidad de biodiversidad es la que nos permite la vida, cultivar alimentos o que el agua subterránea esté purificada y sea apta para regar o beber. Pero parece que no nos preocupa y estemos dispuestos a dejar perder toda esa riqueza a costa de nuestra salud y de millones de euros que costará sustituir lo que ahora dilapidamos.

Este lunes los ministros de Medio Ambiente se reúnen en Bruselas para, entre otras cosas, intentar fijar una normativa comunitaria sobre el suelo. Una normativa que lleva desde 2006 bloqueada por seis Estados de la Unión.

prado verde con algunos olivos
Foto:CC

Pese a que los suelos albergan la cuarta parte de todas las especies de series vivos que hay en el mundo, la UE no cuenta con ninguna ley vinculante que proteja este recurso natural. En 2006, la Comisión Europea presentó un proyecto que seis países bloquearon y lo han continuado haciendo durante estos 4 años sistemáticamente. Reino Unido, Francia, Holanda, Malta, Austria y Alemania han alegado que cada país debería ocuparse de sus leyes en ese sentido. Pero lo cierto es que la gran mayoría de los Estados miembros no tienen una legislación que proteja los suelos de la degradación, España sí la tiene. No solo a nivel europeo no existe regulación específica para salvaguardar la integridad de los suelos, tampoco a nivel internacional.

«El suelo es el héroe invisible de la biodiversidad» ha dicho el comisario de Medio Ambiente, Janez Potocnik. Un héroe cuya criptonita son unos Gobiernos que no toman medidas y unos ciudadanos que no las exigen.

Las amenazas fundamentales son: contaminación, pérdida de materia orgánica, erosión, reducción de la biodiversidad, salinización, sellado, compactación e inundaciones y deslizamiento de tierras.

Solo conocemos el 1% de los microorganismos que hay en el suelo, pero sabemos que ejercen una función de reciclaje fundamental. La materia orgánica es clave para la fertilidad del suelo, la retención del agua, el sostenimiento de la biodiversidad y la regulación del ciclo del carbono. En nuestros suelos hay almacenadas 70.000 millones de toneladas de carbono y cualquier pérdida haría que todo el trabajo para reducir las emisiones a la atmósfera no sirva para nada. Reino Unido ha perdido en los últimos 25 años 13 millones de toneladas de carbono.

Dependemos del suelo para alimentarnos, vestirnos, fabricar materiales de construcción, tener agua potable, aire limpio, para regular el clima y hasta para fabricar antibióticos como la penicilina o la estreptomicina. Con la contaminación de los suelos toda la vida de la Tierra se encuentra amenazada. Y como lo compartimos la UE pide a los ministros de Medio Ambiente que adopten una legislación común. euroXpress