Libia después de Gadafi

Después de 42 años controlada por Muamar el Gadafi, Libia debe reinventarse. La Unión Europea reitera que aportará ayuda económica y política. Junto a la Liga Árabe, la Unión Africana y la ONU deberá cooperar en la recuperación de las instituciones, de la seguridad, de las infraestructuras y de algo que libios y no libios esperan con avidez: las explotaciones petrolíferas. Cuando todavía se busca a Gadafi en su ciudad natal Sirte, y la OTAN continúa bombardeando a los resistentes el Consejo Nacional de Transición (CNT) pide que se liberen los fondos retenidos en el extranjero para comenzar la recuperación del país.

Catherine Ashton en la inauguración del centro de la UE en Bengasi
Inauguración centro de la UE en Bengasi/Foto:CE

Tarea complicada. La Plataforma de Crisis europea, en su reunión del pasado miércoles definió, según ha explicado la jefa de Exteriores de la UE, Catherine Ashton, cuatro áreas de apoyo.

La primera es la ayuda humanitaria, que se está poniendo en marcha. Al puerto de Trípoli han llegado ya 32 barcos con todo tipo de suministros, combustible, agua, comida y medicamentos.

La segunda es la seguridad. Uno y otro bando han armado a la población. En los seis meses que ha durado la guerra civil, si es que ha terminado, Libia se ha convertido en un inmenso mercado de armas empezando por las más pesadas, los lanza misiles. El mercado negro está lleno de armas de todo tipo que el primer ministro del CNT, Mahmud Jibril, quiere confiscar. Durante estos meses han estado trabajando en Bengasi con asesores occidentales planificando la transición y preparando fuerzas de seguridad, pero como suele ocurrir el final se les ha venido encima.

Poner en marcha unas Instituciones que nunca existieron es una ardua tarea. Confían en que Occidente comience a liberar los miles de millones de activos confiscados a Gadafi para organizarlas. Para que la economía comience a funcionar es fundamental que haya medios para asegurarse de que los funcionarios públicos, los agentes de la policía o los maestros reciban un sueldo por su trabajo. También debe organizarse la forma de que las tiendas reciban sus suministros

Hay muy pocas infraestructuras, Gadafi hizo grandes y lujosos hoteles, algunos edificios espectaculares en Trípoli pero en las ciudades las calles están sin asfaltar. Ahora, además, están medio destruidas.

El primer ministro británico, David Cameron y el presidente francés, Nicolás Sarkozy han convocado una gran conferencia «de amigos de Libia» para el 1 de septiembre en París que debe preparar la nueva etapa post Gadafi. Los miembros del CNT confían en que Occidente comience a liberar los miles de millones de activos congelados. El comisario de Comercio, Karel de Gucht, ha dicho que la reconstrucción libia deberá financiarse en gran parte por el sector del petróleo. Añadió que la UE tiene previsto retomar las negociaciones comerciales que se suspendieron el pasado febrero tras el inicio de las manifestaciones populares, pero indicó que esto no podrá ser tan inmediato, habrá que dar un tiempo a que el nuevo gobierno que asuma el mando se «organice», ha dicho. Y ha puesto el ejemplo de Túnez, donde enseguida se quiso comenzar las negociaciones «y nos dimos cuenta de que todavía no estaban organizados». La UE lleva desde finales de mayo en Bengasi donde abrió una oficina.

Por su parte el Consejo Nacional de Transición, Cree que podrá haber unas elecciones libres dentro de ocho meses. Pero el tablero político es enrevesado. La Constitución provisional, acabada de hacer, dice que todos los libios son hermanos, pero no tan bien avenidos. En todo el país hay unas 140 tribus y sólo tienen un cierto peso unas 30 o 35. La más numerosa es la Warfallah, contraria a Gadafi, integrada por cerca de 1 millón de personas. Otras de gran influencia son los bereberes de las montañas de Nafusa, a los que tradicionalmente se les ha prohibido hablar su idioma, el tamazigh, o poner nombres bereberes a los niños. La Magarha, con importantes cargos en las fuerzas armadas y la Gaddadfa, de la que procede Gadafi asentada en el golfo de Sirte y con gran poder en las fuerzas de seguridad. Y no hay que olvidar a los islamistas, el comandante en jefe de las tropas que han tomado Trípoli, Abdelhakim Belhaj, conocido también como Abou Abdallah al-Sadek, es el fundador del Grupo Combatiente Islámico (GIC), viejo amigo de la CIA y relacionado con Al Qaida.

La población del país es de 6.500.000 habitantes, de los que un 25% son extranjeros trabajadores en el sector petrolífero. Muchos de ellos han salido del país. El petróleo le permitía a Libia ser el país del norte de África con más ingresos por habitante, aunque no les llegaban muchos de los beneficios de esa industria tan fructífera.

A la vez que los rebeldes entraban en el centro de operaciones del coronel Gadafi de Bab al Aziziya,el pasado lunes. Los inversores en bolsa que se habían refugiado en el oro como valor seguro lo abandonaron para volver a las alegrías de valores más fluctuantes. El petróleo comenzó a bajar y se dejó de hablar de recesión mundial. El petróleo libio volvía a estar en el horizonte de la economía mundial. Antes de las revueltas, el país producía el 2% del petróleo mundial. Era el décimo séptimo productor en el mundo y el tercero de África. Lo explotaban una decena de grandes compañías petroleras libias controladas por el Estado, y 35 extranjeras. La principal explotadora era la Eni italiana, seguida por la francesa Total, la americana Conoco Philips y la española Repsol-YPF. También había otras con menor producción: la china CNPC, dos rusas Gazprom Neft y Tatneft y la noruega Statoil.

La compañía libia AGOCO, con base en Bengasi, ha anunciado que retomará las operaciones cuando se haya restablecido la calma. Los analistas creen que hacia 2012 se comenzará a retomar progresivamente la producción pero la vuelta a cifras de la época de Gadafi tardará. En Irak fueron necesarios cuatro años. Se da por seguro que Eni y Total serán las más favorecidas, de momento solo se conoce el aviso de que países como Rusia, China o Brasil que no han estado del lado de los rebeldes tendrán dificultades.