Los sindicatos europeos intentan sobrevivir a la crisis

Madrid y Atenas, capitales de dos de los países europeos más castigados por la crisis económica , se han convertido esta semana en un reflejo de otras crisis del siglo XXI: la del mundo político y la del mundo sindical, respectivamente. Los ciudadanos critican a los políticos porque los consideran alejados de los problemas de los ciudadanos. y cada vez dejan más de lado a unos sindicatos porque consideran que han respondido de forma muy débil a esa «apisionadora-destructora» de puestos de trabajo que han sido las políticas conservadoras instauradas en Europa.

Ignacio Fernández Toxo
Ignacio Fernández Toxo, nuevo presidente de la Confederación Sindical Europea

Mientras en muchas ágoras españolas centenares de personas piden reorientar el modelo de democracia; en Atenas, los sindicatos denunciaban las medidas de austeridad impuestas por la UE y el Fondo Monetaria Internacional porque «ponen en serio peligro el futuro de Europa», según consta en el informe final del 12 congreso de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), celebrado esta semana en la capital griega.

Un congreso que ha nombrado al secretario general de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, nuevo presidente de la Confederación sindical. La francesa Bernadette Ségol ha sido elegida secretaria general. Lo primero que ha hecho la nueva ejecutiva ha sido criticar las declaraciones de la canciller alemana, Angela Merkel, que pedía que se alargara la edad de jubilación y se recortaran las vacaciones de los trabajadores del sur de Europa. Ségol ha dicho que lo único que busca «es confrontar a unos países con otros» y que si se han de modificar algunas medidas laborales «será necesario estudiar cada situación».

Toxo ha destacado que el sindicalismo europeo es un «contrapoder» que debe defender los intereses de los trabajadores. Las exigencias fundamentales en la agenda de la nueva ejecutiva de la CES son la creación de empleo y un cambio en la economía como vía alternativa a los planes de ajuste impuestos en Europa.

Los sindicatos han recordado que la Constitución europea recoge la posibilidad de una movilización general y la van a utilizar. De momento han convocado una «jornada de acción europea» para el 21 de junio. También han insistido en que «los salarios no son el enemigo de la economía», sino su motor y promueven el crecimiento y el empleo, y se han mostrado preocupados por las consecuencias negativas que ha provocado el rescate de las economías en dificultades. Según los delegados, las medidas de «austeridad impuestas han empeorado la situación» en países como Grecia e Irlanda, los primeros en recibir las ayudas externas para salvarles de la bancarrota. En el manifiesto final la Confederación Europea de Sindicatos ha pedido una «reglamentación eficaz y rigurosa de los mercados financieros y de las agencias de calificación... y que los derechos fundamentales tengan prioridad sobre las libertades económicas».

La CES, formada por 80 organizaciones sindicales de 36 países representa a unos 60 millones de trabajadores. Ante los 500 delegados reunidos en Atenas Ignacio Fernández Toxo les ha recordado que «millones de personas, trabajadores, parados, pensionistas y jubilados, jóvenes y mayores, hombres y mujeres nos esperan fuera de esta sala y no podemos ni queremos defraudarles». Como los partidos políticos en España, los sindicatos en Grecia, han sido muy poco críticos con su actuación durante la crisis económica. Ciertamente fuera de esa sala, en la plaza del Sol de Madrid y en las calles de Atenas, los ciudadanos les esperan pero desconfían mucho de sus actuaciones.