Bután quiere medir la felicidad en el mundo

Los ciudadanos del reino de Bután, un pequeño país situado en el Himalaya entre India y Nepal, son felices y quieren que el resto de los mortales lo seamos también. Una tarea ardua que les agradecemos. Ellos están dispuestos a pasarnos su fórmula, pero posiblemente el resto del mundo no entienda por «felicidad» lo mismo que los habitantes del último Shangri-La que queda sobre la tierra. Gracias y seguid cuidando vuestra ancestral cultura y sus valores que se pueden resumir en: felicidad, igualdad de género y cuidado del medio ambiente.

Un monasterio entre la montaña y un gran precipicio
Monasterio de Taktshang (Bután)/Foto:Douglas J. McLaughlin

NACIONES UNIDAS, (IPS) - ¿Puede el dinero comprar la felicidad? Para el gobierno de Bután, ha llegado el momento de que el mundo conteste a esta antigua pregunta. «Estamos iniciando un movimiento global sobre este tema», dice el primer ministro de ese país de Asia meridional, Jigme Thinley.

El jefe de gobierno participó en la reunión de alto nivel «Felicidad y bienestar: Definiendo un nuevo paradigma económico», que se ha celebrado esta semana en la sede de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York.

Thinley explicó que el objetivo es que la comunidad internacional reconozca la urgente necesidad de un cambio de paradigma para lograr un desarrollo sostenible. El primer ministro aclara que su país considera como paradigma la Felicidad Nacional Bruta (FNB), que ha guiado sus políticas de desarrollo durante varias décadas. Espera que el resto del mundo también adopte este modelo.

El concepto de FNB fue acuñado en 1971 por el cuarto rey de Bután, Jigme Singye Wangchuck, quien subrayó que se trata de una referencia mucho más importante que el producto interior bruto (PIB). La noción se basa en que el desarrollo sostenible no debería depender solamente de aspectos económicos.

Desde entonces, la idea de FNB ha influenciado la política económica y social de Bután, y también ha llamado la atención de otros países. Según funcionarios butaneses, su país ha creado un sistema de medición que no solo sería útil para que los gobiernos diseñaran sus políticas, sino también para organizaciones no gubernamentales y empresas.

El indicador incorpora elementos socioeconómicos tradicionales, como estándares de vida, salud y educación, pero también otros aspectos, como la cultura y el bienestar psicológico. «Es un enfoque integral sobre el bienestar general de la población butanesa, y no un ranking subjetivo psicológico de la 'felicidad' por sí misma, explica Thinley.

Bután identifica nueve parámetros para medir la FNB: bienestar psicológico, educación, salud, uso del tiempo, diversidad cultural, buena gobernanza, vitalidad comunitaria, diversidad ecológica y estándares de vida.

Según el índice del FNB de Bután en 2010, el 41 por ciento de los butaneses se pueden calificar como «felices». El 59 por ciento restante iban de «felices por poco margen» a «infelices». Para ser considerada «feliz», una persona debe cumplir seis de las nueve categorías. Las personas «profundamente felices», alrededor del ocho por ciento, gozan de suficiencia en siete o más de las nueve variables. Funcionarios butaneses dicen que el concepto de felicidad manejado en su país, inspirado en el budismo, «es mucho más amplio que el usado en la literatura occidental».

En 2011, la Asamblea General de la ONU adoptó por unanimidad una resolución, propuesta por Bután y con el apoyo de 68 Estados miembro, llamando a un «enfoque integral del desarrollo», destinado a promover la felicidad y el bienestar de forma sostenible.

La reunión de alto nivel de esta semana en Nueva York congregó a líderes, expertos en desarrollo y representantes de la sociedad civil para desarrollar un nuevo paradigma económico basado en la sostenibilidad y el bienestar. «Es imperativo que construyamos una visión nueva y creativa para la sostenibilidad y nuestro futuro», afirmó el presidente de la Asamblea General, Nasir Abdulaziz Al-Nasser. «Esto permitirá un enfoque más inclusivo, equitativo y equilibrado».

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo que el PIB ha sido durante mucho tiempo un criterio usado por economistas y políticos, pero que «no tiene en cuenta los costos sociales y ambientales del llamado progreso». «Es un acontecimiento importante que no debe ser ignorado», nos dijo la ambientalista y activista por los derechos humanos india Vinanda Shiva, en referencia a la iniciativa de Bután.

Su compatriota Asghar Ali Engineer añadió: «¿De qué felicidad estamos hablando aquí? Si hablamos de felicidad para todos los seres humanos, tenemos que cambiar este sistema económico» y añadió, mientras estos patrones de consumo continúen, «no creo que millones de personas en todo el mundo sean felices».