Aviones teledirigidos para controlarnos

En una zona descampada de Prospect Park, en el barrio neoyorquino de Brooklyn, un estadounidense pilota un avión de juguete por control remoto, formando ochos para deleite de su perro labrador. Más al norte, al otro lado del East River, delegados de la ONU reflexionan sobre una propuesta más inquietante: usar estas naves con fines de vigilancia en la República Democrática del Congo.

Niño jugando con un helicóptero teledirigido
Niño y juguete

La plataforma tecnológica de estos aviones no tripulados puede cumplir una variedad de funciones, según quienes los manejen. Pueden usarse tanto para recabar datos de huracanes, distribuir ayuda humanitaria en áreas de conflicto, combatir incendios y trazar mapas de territorios con fines de conservación, como recolectar datos de inteligencia y lanzar misiles aire-tierra.

Ryan Calo, profesor adjunto en la Escuela de Leyes de la Universidad de Washington, explica que los asuntos de privacidad que rodean al uso de los vehículos aéreos no tripulados también limitan el potencial constructivo de esta tecnología.

EEUU la vigilancia teledirigida

Allie Bohm, estratega política de la American Civil Liberties Union (ACLU), explica que «en Estados Unidos es un principio básico que el gobierno no invada la privacidad de las personas». «Los aviones no tripulados dedicados a la vigilancia ciertamente poseen la capacidad tecnológica para recolectar subrepticiamente información sobre todos nosotros, incluso cuando no seamos sospechosos de un delito».

Según esta experta, los tribunales estadounidenses debaten actualmente sobre la constitucionalidad de la tecnología de los aviones teledirigidos, dado que no hay leyes vinculantes que rijan su uso. «Nuestras leyes sobre privacidad no son suficientemente fuertes para garantizar que esta nueva tecnología se use de modo consistente con nuestros valores democráticos», explica.

Sin embargo, «el Congreso (legislativo) requiere que en 2014 la Administración Federal de Aviación abra el espacio aéreo interno a los aviones no tripulados», agrega, señalando que el Departamento de Seguridad Interna ya ha iniciado programas internos de estas naves, por ejemplo en Oklahoma. Los aviones no tripulados suscitaron una controversia adicional el 24 de enero en la ONU cuando Ben Emmerson, relator especial sobre Antiterrorismo y Derechos Humanos, lanzó una investigación sobre el impacto civil que rodea los ataques selectivos que realizan estas naves, como los que efectúa el gobierno de Barack Obama en Medio Oriente.

En una conferencia informativa en Londres dijo que «el aumento exponencial en el uso de la tecnología de los vehículos aéreos teledirigidos representa un desafío real para el marco del derecho internacional establecido». «Ahora la comunidad internacional debería estar centrando la atención en los estándares aplicables a este desarrollo tecnológico... en la legalidad de su uso y en los estándares y salvaguardas que deberían aplicarse al mismo», agrega. «El hecho es que esta tecnología llegó para quedarse, y su uso en escenarios de conflicto es una realidad con la que el mundo debe lidiar», sostiene Emmerson.

Ryan Calo, experto en temas de robótica y privacidad, pronostica que las reacciones viscerales que tienen las personas en respuesta a los aviones teledirigidos dedicados a la vigilancia llevarán al gobierno, a reexaminar si son adecuadas las leyes de privacidad en Estados Unidos. El problema con esas naves «es que son más baratas que las que existían hasta ahora de vigilancia aérea, que depende de aviones y helicópteros que son caros de comprar, mantener y operar». «Cada vez que la vigilancia se vuelve más barata o más sencilla, se tiende a utilizarla más», explica.

El temor y la ansiedad a menudo se originan en la creencia de que uno es observado o controlado, señala Calo en su ensayo «The Boundaries of Privacy Harm» (Las fronteras del daño a la privacidad). «Algunos estudios sugieren, entre otras cosas, que las personas experimentan incomodidad al comprar ciertos elementos cuando hay una cámara presente». Añade que «a veces, cuando la gente es observada, es menos creativa y tiene problemas para realizar tareas complejas».

Aviones teledirigidos sobre Congo

La ONU no fue la primera en pensar en vehículos aéreos no tripulados sobre la República Democrática del Congo. Los biólogos Lian Pin Koh y Serge Wich, cofundadores de conservationdrones.org, hacen volar naves de este tipo, pero de bajo costo sobre una variedad de países para recabar datos con fines de investigación y conservación.

En diciembre de 2012, su equipo exploró el potencial de los aviones no tripulados para detectar cazadores furtivos en el Parque Nacional de Odzala, en ese país, como parte de una iniciativa del capítulo holandés del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), señala Koh, profesor adjunto de ecología aplicada y conservación en ETH de Zürich. «Actualmente estamos trabajando con otros grupos para desarrollar un sistema telemétrico de larga distancia, de vídeo y control sobre el avión. Esto lo volverá mucho más utilizable para detectar cazadores furtivos a distancia, y permitirá reaccionar más rápidamente», agrega Wich, profesor de biología de primates en la Universidad John Moores, de Liverpool, Inglaterra.

Wich hace una observación «No teníamos experiencia de que hubiera personas que le dispararan desde tierra, pero cuando vuela a 150 m. de altura, es bastante pequeño y resulta difícil de ver, y probablemente de recibir, los disparos de un rifle AK-47». «Pero ninguno de esos (proyectos) está en una fase en que podamos determinar su éxito aún. Eso llevará cierto tiempo».

En el Simposio Fuller 2012 sobre Delitos de Conservación en Washington DC, Koh recalcó que «una de las preocupaciones sobre las que Serge y yo hemos estado hablando es qué ocurriría si estos aviones de bajo costo cayeran en las manos equivocadas». «Podría ocurrir que los cazadores furtivos los usaran para empezar a buscar una biodiversidad valiosa tras la cual puedan ir luego». Alerta de que «los gobiernos tendrán que empezar a elaborar legislaciones sobre quién tiene permitido y quién no volar estas naves, y bajo qué condiciones».

André-Michel Essoungou, funcionario de relaciones públicas de la ONU, señala que, si el foro mundial usara estos vehículos aéreos no tripulados para realizar pruebas en la República Democrática del Congo, se respetarían los procedimientos y consultas habituales con los órganos legislativos. «En última instancia, el uso (de esas naves) solo se haría en plena cooperación con el gobierno de la República Democrática del Congo. Y para introducirlas, necesitaríamos el apoyo de los estados miembro para equipar la misión».