«Construir Europa es un bonito sueño, que debe convertirse en una realidad»
Entrevistamos a José Luis González Vallvé, ex director de la Comisión Europea en España

José Luis González Vallvé, nació cuando Europa era una utopía para los españoles. Con la integración de nuestro país en la Comunidad Económica Europea, ingresó como funcionario y ha trabajado durante más de 20 años en el interior de las instituciones europeas. Conoce bien sus defectos y defiende con entusiasmo, sus grandes virtudes. Este ingeniero de caminos que ha trabajado en el sector público y privado, en Bruselas y en Madrid (fue director de la representación en España durante 6 años), ha publicado tres libros, sobre Europa. El último es «Reconstruyendo el sueño europeo», publicado por la editorial Plaza y Valdés.

José Luis González Vallvé
José Luis González Vallvé / Foto: eXp

Entrevistamos a José Luis González Vallvé, ex director de la Comisión Europea en España

José Luis González Vallvé, nació cuando Europa era una utopía para los españoles. Con la integración de nuestro país en la Comunidad Económica Europea, ingresó como funcionario y ha trabajado durante más de 20 años en el interior de las instituciones europeas. Conoce bien sus defectos y defiende con entusiasmo, sus grandes virtudes. Este ingeniero de caminos que ha trabajado en el sector público y privado, en Bruselas y en Madrid (fue director de la representación en España durante 6 años), ha publicado tres libros, sobre Europa. El último es «Reconstruyendo el sueño europeo», publicado por la editorial Plaza y Valdés.

euroXpress.- ¿Todavía es posible soñar con Europa? ¿qué es lo que no podemos dejar de soñar?

José Luis González Vallvé.- El sueño europeo es acabar de construir este modelo de Europa, que es el mejor modelo del mundo. Aunque nos hablen de los éxitos económicos de China, de Brasil o de la India, no conozco a muchas personas que se quieran ir a vivir allí, en cambio si conozco a muchas de esos países que quieren venir a vivir a Europa. Los europeos somos el siete por ciento de la población mundial, tenemos el 25% de la renta y el 50% del gasto social. Eso hace que la gente quiera saltar la valla de Melilla. Es decir, que a pesar de las cifras macroeconómicas, el modelo de libertad, de convivencia, de respeto hacia los demás, de respeto hacia la naturaleza y de prosperidad al que todo el mundo aspira, es el nuestro. Otra cosa es que ese modelo sea caro y difícilmente sostenible. Pero creo que tenemos la obligación de exportar el modelo europeo al resto del planeta.

eXp.- Es exportable, pero en muchas partes del mundo parece que no les interesa mucho copiarnos.

JL.G.V.- Hay que distinguir entre países y habitantes. El problema es que hay muchos pobres que se mueren de hambre, y no les preocupa si su país está en el G8 o en el G5. En cambio a un suizo o a un luxemburgués, que vive estupendamente, no le importa no estar en ninguno de esos grupos. Nuestro modelo lo rechazan los líderes, no la gente, porque este modelo pone en cuestión su poder, ese es el problema. Creo que se ha acabado esa vieja política del siglo XIX, de los líderes y de los estados. Ahora es la gente. Los medios de comunicación, las redes sociales, han globlalizado la información, por eso vienen aquí. Y nuestra obligación no es convencerles de que vengan, sino de que intenten implantar en sus países el mismo modelo que tenemos nosotros.

eXp.- Hablando de la distancia que hay entre ciudadanos y mandatarios, en Europa en estos momentos estamos en una situación muy parecida. Lo hemos visto en las elecciones europeas.

JL.G.V.-Ciertamente. A mí los resultados de las elecciones del Parlamento me han gustado. Creo sinceramente que el hecho de que entren, lo que algunos llaman antisistema, que para mí son los más sistema de todos, va a producir una sacudida de los hábitos parlamentarios y eso va a beneficiarnos a todos. Hay que romper esa especie de inaccesibilidad que tienen algunos de nuestros representantes, que te piden el voto durante los 15 días de campaña y al día siguiente no hay quien los vea. ¿Porqué creo que no son antisistema? Porque usan las herramientas del sistema. Saben utilizar redes sociales y los medios de comunicación. Lo que pasa es que aquí hay mucho político que se ha quedado en el sistema de Gutemberg y está pensando que a base de discursos y de papel va a conseguir convencer a los ciudadanos... además si miles de personas los han votado, son más sistema que cualquiera, y es bueno que se integren porque me parece más normal votar, que quemar un contenedor.

eXp.- ¿Y el aumento de la ultraderecha?

JL.G.V.-A mí personalmente, por supuesto no me gusta, pero creo que siempre que el sistema sea estable, que lo es, cuanto más plural sea y más cosas se oigan en el Parlamento, mejor. Todos tienen algo que aportar. Creo que ese auge de la ultraderecha refleja que nos hemos equivocado en algunas cosas y probablemente habrá que repensarlas. En realidad lo que se está poniendo en cuestión en estos momentos, no es tanto la democracia europea, como las democracias nacionales. Por ejemplo, en contra de lo que se pronosticaba no ha subido la abstención y los que se supone que no iban a participar en el sistema, han entrado en él. Eso incluye a la ultraderecha, a la que nadie puede decirle que no esté en el Parlamento. Les han votado millones de ciudadanos y su auge es debido a un defecto de explicación de los partidos mayoritarios, porque muchas veces no sabemos qué hacen nuestros eurodiputados una vez han obtenido nuestros votos.

eXp.- Los ciudadanos acaban de votar, pero los líderes parece que no lo han aceptado de buen grado.

JL.G.V.-Sobre 750 escaños, hay unos 410 que son del PP y del Partido Socialista, y si se le añaden los otros tres grandes grupos europeos (liberales, verdes y la izquierda unitaria) son unos 550, es decir que el 73% son de grupos europeistas. A partir de aquí viene un reparto de equilibrios muy complicado. Los tres grandes líderes que hay que nombrar son el presidente de la Comisión, del Consejo y de Exteriores, y ahí juegan muchos equilibrios. Juega el equilibrio hombre-mujer, país grande-país pequeño, norte-sur, popular-socialista-liberal...

La ecuación no es fácil y como pasa siempre en Europa, la solución será complicada. En el próximo Consejo Europeo, tendrá que haber un acuerdo, y ya veremos que pasa. Un aspecto del que no somos conscientes es que el invento de Europa es complicado, y no debemos olvidar que a pesar de eso hemos obtenido muy buenos resultados. Por ejemplo un ciudadano puede viajar de Helsinki a Lisboa sin parar en ninguna aduana y sin perder dinero con el cambio de divisas, ¡ya les gustaría eso en otras partes del mundo!

eXp.- Y hay que elegir también al Presidente del Parlamento Europeo

JL.G.V.-Sí, también queda el Presidente del Parlamento y algunos más.

eXp.- Pero en esta ocasión a los ciudadanos le habían dicho que podrían escoger directamente al presidente de la Comisión, y queda claro que no es así ¿no?

JL.G.V.-Y así va a ser. No me imagino otra solución que el hecho de que el presidente de la Comisión sea alguien del partido más votado o de uno de los dos partidos más votados. Sería lo normal que el presidente de la Comisión sea del partido Popular Europeo, el Alto representante, una mujer del partido Socialista, y un presidente del Consejo también del PP o de los liberales. Pero hay que tener en cuenta los otros equilibrios que mencionaba antes. Yo espero que haya un buen resultado y que el voto del 25-M, tenga un poder decisivo.

eXp.- Otro problema en la construcción europea es que en esta crisis hemos pasado de Bruselas a Berlín. ¿Quién manda en Europa?

JL.G.V.-En lo que se refiere al poder político, Alemania nos ha dado un ejemplo porque tiene un gobierno de coalición y aquí no somos capaces de ponernos de acuerdo en casi nada. En España se habla de que tiene que haber un pacto de estado, de educación, de sanidad, sobre la corona, de la energía.... y no hay manera de tirarlo adelante. Ellos se han puesto de acuerdo, y así les va de bien. Ese es un ejemplo que deberíamos copiar. Y en relación a la economía, creo que, lamentablemente, el poder económico no está en Alemania. Cuando se puso en marcha el euro, se dijo que la capital económica iba a ser Franckfut. ¡No, nos engañemos! la capital económica europea es Londres. Y no está en el euro. Los ingleses están jugando con mucha astucia, en esa especie de estar y no estar... Tampoco podemos olvidar que los grandes medios de comunicación europeos son británicos. Las élites europeas leen cada día el Financial Times, The Economist, Wall Street Journal. Quienes están creando opinión en Europa son británicos. Les ha ido muy bien, son los que construyen la marca, eso actualmente vale mucho y ellos utilizan sus cartas.

eXp.- Ha estado 12 años en la gestión de fondos estructurales. ¿No existe el problema de que los ciudadanos y los países receptores se acostumbren a depender siempre de esas ayudas?

JL.G.V.-Creo que no. Siempre digo que esa política de solidaridad nos vino bien a todos, porque la solidaridad bien entendida es un «win-win», todo el mundo gana. Se mejoraron las infraestructuras en España y al final los 60 millones de europeos que nos visitan cada año también disfrutan de ellas. Tienen buenas carreteras, hospitales de calidad o servicio telefónico y no cabe duda de que el revulsivo económico que suponen los fondos estructurales beneficiaron a empresas españolas y de otros países, por ejemplo los trenes de alta velocidad (AVE) son alemanes o franceses. Los sindicatos vuelven a pedir un nuevo plan Marshall porque se entiende que eso no solo beneficia al lugar donde se hacen las obras sino también a todo el conjunto, porque muchas empresas participan de ello. La solidaridad crea cohesión, y ahora deberíamos seguir potenciando otros ámbitos como las nuevas tecnologías, la energía, las telecomunicaciones. Hasta ahora hemos basado el desarrollo en lo que podríamos llamar el hardware y en el futuro deberíamos trabajar en el software.

eXp.- El hecho de que los países que más han sufrido la crisis sean los que están más alejados del centro de Europa, ¿no es una muestra de que para los países del sur, por ejemplo, la lejanía es una desventaja?

JL.G.V.-Hace años se hablaba de la blue banana, que iba desde Londres, el Benelux, París, valle del Ródano hasta el norte de Italia. Esa era la zona rica de Europa. Todo lo que estaba fuera era mucho menos rico, y eso sigue siendo así. También es cierto que hay determinados sectores económicos más novedosos que han tenido un desarrollo espectacular como el nuestro. Es el caso de la construcción de obra pública, en el que 7 de las 10 constructoras más fuertes son españolas, la mayor gestora de sistemas de navegación es española. Eso quiere decir que el hecho de tener un gran mercado hace que los jugadores que antes jugaban en un mercado de 47 millones, ahora lo hacen en uno de 500, y eso nos ha dado mucha más fuerza para jugar en el resto del mundo. En un mercado global, si uno fabrica buenos productos no solo vende en España, vende en Estados Unidos, en China, y eso es lo que está pasando.

eXp.- Escuchándole, parece no solo que sueñe en Europa sino que tiene un ADN europeo

Eso tiene que ver con que la generación nuestra nació fuera de Europa, se educó fuera de Europa y Europa fue una aspiración, un sueño. Y mantener la tensión por conseguir el sueño es más fuerte que el que ha nacido ya en la realidad del sueño. Mis hijos nacieron fuera de Europa, pero se han educado en Europa y mis nietos ya han nacido en Europa. Para ellos es una realidad, es un hecho, no se plantean tener que construirla. Eso es lo que pasa con los Erasmus, que lo consideran ya perfectamente normal. Para mí, que nací fuera de Europa, era una aspiración y construirla me parece un bonito sueño, un sueño necesario, que debe convertirse en una realidad.