Arranca la cuarta presidencia española de la UE

España se tiñe de azul para recibir a Europa, o mejor, para que Europa reciba a España al frente de la presidencia de turno de la UE. Desde el 1 de enero hasta el 30 de junio, la política española será un frenesí de acontecimientos con Europa como fondo y forma. La aplicación del Tratado de Lisboa, la recuperación económica y el empleo y la proyección internacional de la UE son los grandes ejes sobre los que la presidencia española va a trabajar. El gobierno pretende que en todas y cada una de sus acciones, los ciudadanos sientan que Europa está ahí y es útil.

El gobierno cree que la presidencia española de la UE es una oportunidad única para que España asuma un importante papel en la escena internacional y, desde este 1 de enero, se juega su prestigio en Europa. Unos objetivos bien marcados y una agenda llena de actos y reuniones para una nueva etapa de la Unión Europea que los 27 quieren que sea la de su relanzamiento de cara a los ciudadanos y de cara al mundo. Será la cuarta presidencia española y la primera con José Luis Rodríguez Zapatero como presidente del gobierno.

Oficialmente, el semestre español arrancará el 8 de enero con una gala en el Teatro Real de Madrid, a la que asistirán los Reyes. Habrá danza clásica y flamenca con Tamara Rojo y María Pagés. Será el preámbulo de un semestre en el que se quiere dar especial importancia a la cultura y aprovechar la ocasión para promocionarla en Europa.

La primera reunión política será el 12 de enero en La Granja (Segovia), donde se reunirán los ministros encargados de temas europeos. Cada reunión ministerial informal se celebrará en una ciudad distinta de España, en un calendario de actividades lleno a rebosar.

Objetivos y prioridades

La entrada en vigor del Tratado de Lisboa marca el rumbo y a España le toca manejar las nuevas herramientas. Por primera vez, el presidente de turno de la UE tendrá de coordinar su trabajo con un presidente estable y con una Alta Representante para la Política Exterior y de Seguridad, con más competencias. Zapatero, Van Rompuy y Ashton han repetido hasta la saciedad que no habrá problemas. Dicen que cada uno tiene su papel y hay voluntad de colaborar.

Pero además el Tratado de Lisboa abre nuevos caminos en las relaciones con el Parlamento europeo, con la nueva Comisión, que debería estar funcionando en febrero, y con los ciudadanos. Todo está por hacer.

La presidencia española llega en un momento de relativa recuperación económica para los 27 pero con el paro como gran obstáculo en la salida de la crisis. España, farolillo rojo europeo en desempleo, tendrá que acotar y lanzar la nueva estrategia de la UE por el crecimiento y el empleo. Zapatero ha dicho que se propone «avanzar hacia la creación de un gobierno económico de los 27» para coordinar las políticas. Se quiere una Europa que apueste por la innovación, el conocimiento, la lucha contra el cambio climático y la igualdad en todos los campos. Se dijo lo mismo en el año 2000 y no funcionó. El segundo intento, con los errores aprendidos, está por ver.

El tercer eje es la política exterior. Europa busca liderazgo en el mundo y desde las instituciones europeas se repite que no puede haber 27 liderazgos sino uno. El papel de Francia, Alemania y Reino Unido en estos meses va a ser crucial. Si hay voluntad de cambio, se verá en las importantes cumbres internacionales que se van a celebrar durante este semestre. Estados Unidos, América Latina, Japón, el Mediterráneo son áreas en las que Europa quiere reforzar su influencia y habrá oportunidad de intentarlo.

Y, sobre todos y cada uno de estos asuntos, el gobierno español se propone que el ciudadano participe de la política europea, que entienda lo que se hace y por qué, que vea la utilidad de una política europea.

Cuarta presidencia española

Será la cuarta ocasión en la que España se pone al frente de la UE. La primera fue en 1989 con Felipe González como presidente del gobierno. Se preparó la Unión Económica y Monetaria y se presentó, sin consenso, la Carta Social Europea. La segunda presidencia, también con González, supuso el acercamiento de la UE a Estados Unidos con una nueva Agenda Transatlántica y con Clinton en la Casa Blanca. La tercera presidencia, con Aznar como jefe de gobierno, coincidió con la puesta en circulación del euro y la preparación para la ampliación al Este que se concretó en 2004.

Lo que quede de esta cuarta aventura española en Europa será cuestión de trabajo y, sobre todo, de voluntad política de los 27. El gobierno se conformaría con que quedara la idea de que la Unión Europea existe, trabaja, toma decisiones que afectan a los ciudadanos y éstos lo perciben. euroXpress