Análisis de Jeffrey Moyo
Harare, - La Unión Africana ha cumplido 51 años mientras los conflictos terroristas agobian al continente y distintos analistas consideran que la organización ha hecho poco por resolverlos. Evelyn Moyo es contundente. «Los conflictos irresueltos que están desperdigados por nuestro continente ponen en juego la eficacia de la UA, que es sumamente cuestionable».España y Portugal, desoyendo las recomendaciones y disposiciones de la UE sobre gestión hídrica, no tienen planes de cuenca conjuntos para los ríos que comparten: Tajo, Guadiana, Duero y Miño. Europa está muy lejos de alcanzar los objetivos ecológicos y la máxima calidad del agua de sus ríos.
Las organizaciones reclaman a la OMC que diga de forma clara que los recursos hídricos no pueden tratarse como productos básicos. Los que critican las privatizaciones y la financiación de los recursos naturales señalan el cada vez mayor interés de los inversores multinacionales en comercializar los recursos hídricos comunes. Un cambio que puede tener efectos particularmente dañinos en las comunidades pobres y marginadas.
Estados Unidos ha lanzado una estrategia global para su actividad militar en el Ártico, destinada oficialmente a equilibrar «la seguridad humana y la del ambiente» en la región, pero en la que activistas ven una ofensiva para crear mejores condiciones de negocios para la explotación de sus ricos yacimientos de hidrocarburos.
Casi 5 millones de turitas visitaron África del Este en 2011, lo que significa que aumentó el numero de visitantes extranjeros un 17,5 por ciento. La mayoría de ellos fueron europeos y estadounidenses. Especialmente importante fue el aumento en Ruanda y Uganda, que incrementaron un 20% el número de turistas en relación a 2010. Eso supuso para los países de la CAO unos ingresos de 3.500 millones de euros. Un turismo muy frágil y demasiado cerca de la guerra congoleña.
La Unión Europea, Australia y Francia se reúnen esta semana para abordar un ambicioso proyecto con el objetivo de crear una gran área protegida en la Antártida de 1,6 millones de kilómetros cuadrados. El calentamiento global está derritiendo esta región del Planeta a una velocidad mayor de la que se conocía.